Así empieza la que es, quizás, mi obra de mas valor y la segunda en salir al público. No me refiero por supuesto a valor monetario, pues no es una obra de autor famoso ni poeta de renombre, sino que no es mas que una pequeña obra escrita por un joven aficionado al taller de las palabras. Y ese es, en efecto, el mayor de los placeres que un servidor puede encontrar en su humilde circo de la vida.
Ubicado en navidad del año 2011, se me ocurrió que por qué no escribir una letrita para la mia agrupación de entonces. Así lo hice y tras la presentación del mismo al que entonces era mi grupo no hubo cosa en la vida que mas me llenara de placer y satisfacción que ver correr por la mejilla de uno de mis compañeros una gota de agua cristalina hacia su boca. Para mi, que una de mis letras sea realmente un reflejo, bien taciturno, bien vivaracho, de la que es su vida no tiene descripción nominal alguna.
Tras esta enorme experiencia decidí poner también mi propia música a mis propias creaciones. En mis locuras de niño siempre soñé con poder llegar a algún día a escribir y componer un simple tema. Así lo hice, pero con la diferencia de que esta no salió a la luz, sino que es una de tantas letras que quedan encerradas entre cuatro paredes, una puerta, una ventana y un cajón de madera. Necesariamente, cada vez que termino con un trabajo así no puedo evitar soltar alguna lágrima. Lágrima de enorme satisfacción del que fuera un inocente infante, hoy convertido para sí mismo en la persona mas feliz del mundo por realizar lo que todo niño desea llegar a conseguir: un sueño...
Finalmente, mi pasión se vio reconocida (de todo corazón os digo que idea ninguna tengo sobre como pueden haber oído alguna de mis letras solitarias). Con el paso del tiempo, se me ofreció un tiempo público para demostrar la densidad que había tomado mi sueño de chiquillo dispensando al público minutos y minutos de prosa y verso aficionado. Comienza mi exposición de la manera que leyeron al principio de esta experiencia, y no fue en ese momento cuando yo mismo me emocione a lo largo de mi exposición. En los momentos de versos es cuando realmente se me forma un nudo en la garganta y me rebosan los ojos. En los momentos de versos, cuando el público realmente muestra que mis letras llegan con sus lanzas a atrevesar sus sentimientos, solo en esos momentos resulta realmente deleitoso luchar por un sueño de niño y sacrificar horas y horas de tu vida encerrado en un cuarto de batallas sin mas armas que una pluma, un papel y un puñado de palabras.
[...] Porque por fin era el momento,
porque por fin había llegado
aquello que tanto esperaba
y que tanto había imaginado.
¡Cuántas noches lo soñé
en mi mundo de fantasía de lozano,
cuando dormía en mi cama sonriente
y a mi almohada y mantita abrazado [...]
Manuel J. Bernabé Quintero
